Cambiar o no cambiar: el arte de la mariposa
¿Te ha pasado que tienes esa molesta sensación de que algo está de más, que algo sobra, falta o no encaja en tu vida?
Yo también he vivido ese incómodo momento en que te desconoces o no te sientes a gusto con cómo estás siendo, cómo estás manejando tu vida, gestionando tus emociones, desarrollando tus relaciones o viviendo tu día a día.
Pero anímate, este puede ser el tesoro más grande que puedas encontrar, ese momento es el que te indica que vas en el camino de tu evolución, que creces y que transformarse no sólo está bien, sino que es absolutamente necesario.
Pero así he vivido bien por mucho tiempo… ¿para qué pensar en cambiar?
Recuerda por un instante tu más tierna infancia, ojos grandes, palabras dulces y sentimientos sencillos… Eras toda una adoración; estoy segura de que tu mamá y las personas a tu alrededor morían de amor por ti, reían de tus ocurrencias y siempre te pasaban tus travesuras.
Ahora pregúntate: si ya tenías tanto amor, si desbordabas de cuidados, aprobación y detalles, ¿para que tenías que cambiar? La respuesta es obvia, era insostenible que siguieras viviendo como infante para siempre, eso te tornaría insoportable para tus cuidadores y tu encanto terminaría por desvanecerse, ¿no crees?
Pues bien, una duda similar nos asalta cuando estamos frente a la necesidad de cambio y la disyuntiva entre seguir siendo o dar el salto para transformarte; pero muchas veces dichas dudas sólo son respuestas al miedo de los otros a nuestra transformación, porque sabemos que al cambiar, afectamos de manera positiva o negativa a todos quienes nos rodean y eso es un salto al vacío, que nos echa para atrás con toda razón.
Nuestro cerebro se centra en que sobrevivamos, no le importa nada más que conservar nuestra vida, por ello nos incita a buscar lo predecible, lo que no nos genere sensación de riesgo.
Nos ha tomado siglos evolucionar y la posibilidad de ser excluido cuando éramos humanos prehistóricos, era terrible, básicamente significaba la muerte, pues bien, si cambiamos es posible que seamos excluidos o que a las personas que consideramos importantes, les cueste aceptar o adaptarse a nuestros cambios, entonces nuestro cerebro lo interpreta como riesgo de exclusión, por tanto (evolutivamente) de muerte y entonces nos dice "no cambies, es peligroso, sólo sigue el camino conocido".
Ahí entramos nosotros con nuestra inteligencia superior a decirle a nuestro cerebro, tranquilo, si, es una posibilidad que seamos excluidos o que las personas a nuestro alrededor lo tengan difícil, pero no moriremos porque ya no necesitamos de una tribu para protegernos de los devoradores.
Calma, lo intentaremos y veremos qué pasa
Uno de nuestros grandes poderes, es tener la capacidad de reescribir nuestra historia, de decidir aprender nuevas habilidades, de desplegar todo lo bueno que tenemos para desarrollar, de silenciar esa voz interna que no cesa el parloteo y emprender un camino que aunque puede resultar amenazante para nuestro tímido sistema de protección, la verdad es que siempre nos reportará grandes aprendizajes y beneficios.
Transformarnos es una constante, es el boleto que pagamos para salir del pequeño espacio que hemos concebido como universo, puede ser que las cosas no salgan como lo pensamos y eso aplica tanto para lo bueno como para lo malo, pero lo que sí es cierto es que jamás tendremos control absoluto sobre el resultado de nuestras acciones sea que nos mantengan anclados en el conformismo, seguro pero castrante y doloroso, o que las mismas, por el contrario nos lleven a desplegar nuestro potencial, a aportar y a ser felices, aún cuando por ello debamos salir (muchas veces a tumbos) de lo ya conocido y cómodo; en definitiva a ser lo que vinimos a ser al mundo.
Así que te invito a seguir el llamado de tu alma, a darle a tu vida aquello que te pide y te enseña en cada momento, recuerda que aunque te resistas, tu destino es florecer.
Te abrazo.
Caro Rendón
Comenta aquí debajo que piensas, como te interpela este blog que escribí con amor y conciencia para ti